Bienvenidos a Poetas al desnudo

Los invitamos a expresarse de la mano de los poetas contemporáneos más destacados de Latinoamérica, a identificarse con ellos y con nosotros. Sólo deben contarnos qué piensan acerca de las poesías que publicaremos, qué les producen a ustedes. También serán bien recibidas futuras propuestas acerca de posibles obras a analizar.
¡Que lo disfruten!

lunes, 27 de junio de 2011

A todos, a vosotros. Pablo Neruda

A todos, a vosotros,
los silenciosos seres de la noche
que tomaron mi mano en las tinieblas, a vosotros,
lámparas
de la luz inmortal, líneas de estrella,
pan de las vidas, hermanos secretos,
a todos, a vosotros,
digo: no hay gracias,
nada podrá llenar las copas
de la pureza,
nada puede
contener todo el sol en las banderas
de la primavera invencible,
como vuestras calladas dignidades.
Solamente
pienso
que he sido tal vez digno de tanta
sencillez, de flor tan pura,
que tal vez soy vosotros, eso mismo,
esa miga de tierra, harina y canto,
ese amasijo natural que sabe
de dónde sale y dónde pertenece.
No soy una campana de tan lejos,
ni un cristal enterrado tan profundo
que tú no puedas descifrar, soy sólo
pueblo, puerta escondida, pan oscuro,
y cuando me recibes, te recibes
a ti mismo, a ese huésped
tantas veces golpeado
y tantas veces
renacido.
A todo, a todos,
a cuantos no conozco, a cuantos nunca
oyeron este nombre, a los que viven
a lo largo de nuestros largos ríos,
al pie de los volcanes, a la sombra
sulfúrica del cobre, a pescadores y labriegos,
a indios azules en la orilla
de lagos centelleantes como vidrios,
al zapatero que a esta hora interroga
clavando el cuero con antiguas manos,
a ti, al que sin saberlo me ha esperado,
yo pertenezco y reconozco y canto.


Pablo Neruda. Gentileza de Google


A quién se debe el ser artista más que al propio pueblo, que lo inspira y lo lee. A todos los que se identifican y se reconocen en las palabras, en los versos. Pablo Neruda fue un poeta chileno dedicado a los pueblos, en plural, a descubrir lo que les da la vida, lo que los mueve. Además de escribir, Neruda militó en el Partido Comunista de Chile, fue diplomático y senador de la República, y llegó a ser precandidato para la presidencia de su país, hasta que en 1949 se vio obligado a exiliarse. Esta decisión se debió a los cambios que se produjeron en el sistema político de Chile en esa época: El año anterior la Corte Suprema aprobó su desafuero como Senador y los Tribunales de Justicia ordenaron su detención. En 1975 Neruda fue distinguido en Chile con el Premio Nacional de Literatura, y en 1971 ganó el reconocimiento mundial con el Premio Nobel de Literatura.


         El poema “A todos, a vosotros”, tiene mucho que ver con las ideas que defendió Neruda durante su militancia en el Partido Comunista de Chile. El destinatario obviamente son todos, y para que no queden dudas, “vosotros también”. Neruda dice “no hay gracias”, porque no le alcanza la gratitud hacia esos silenciosos seres que alguna vez conoció, y quizás no tanto, a quienes tomaron su mano, “pan de las vidas, hermanos secretos”.

A pesar de dirigirse a todos, Neruda agradece en realidad a los trabajadores de la tierra, muchas veces explotados, que son quienes impulsan el desarrollo de los pueblos sin tener un mínimo de reconocimiento por ello: “Nada puede contener todo el sol en las banderas de la primavera invencible, como vuestras calladas dignidades”. Él no se cree más que ellos, ni está tan lejos, ni es inalcanzable: “No soy una campana de tan lejos, ni un cristal enterrado tan profundo que tú no puedas descifrar”. Él se siente parte de ellos; “tal vez soy vosotros”, dice. Por eso, también se dirige a quienes no conoce, a quienes jamás escucharon su nombre, porque él es todos: “Soy sólo pueblo”.

            En el último párrafo se especifica con más claridad la razón del “todos”. Habla también a quienes siempre estuvieron excluidos, marginados, a quienes se ocupan de los trabajos más difíciles y peligrosos, a quienes viven en las peores condiciones. Se dirige a los obreros, a los mineros, a los indígenas: “A los que viven a lo largo de nuestros largos ríos, al pie de los volcanes, a la sombra sulfúrica del cobre, a pescadores y labriegos, a indios azules en la orilla de lagos centelleantes como vidrios, al zapatero que a esta hora interroga clavando el cuero con antiguas manos”. Y finalmente, también se dirige a vos, lector, que sin saberlo estabas esperándolo.


Mariana Dei Castelli



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